Intruso.
Y es aquí, donde mi vida se parte en dos, o tal vez en tres, donde me doy cuenta que todo no es como alguna vez pensé, que no tengo una vida resuelta, que la felicidad no existe, o más bien sí, si existe pero es escasa o tal vez lo es efímera; donde los últimos días de cada mes que he vivido, han cambiado; ya no pienso igual, ya no siento igual.
¿Qué me pasó? ¿Qué hice mal? ¿Qué me faltó? ¿Qué tengo que aprender? ¿Qué debo ignorar? ¿A quien debo escuchar? ¿Qué debo dejar? ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?, tantas preguntas y tan pocas respuestas.
Conocer gente no siempre resulta bien, entran en tu cabeza como una sanguijuela te infectan y la vuelven patas arriba, cambian tú vida, tú forma de pensar, tú manera de ver el mundo, todo se vuelve más complejo, diferente y hasta peligroso. Te hacen daño, te corrompen, te dañan, te complican más la vida -como si estuviera fácil vivir. Tú que pensabas que ya lo habías vivido todo, que todo estaba claro y de repente no, te encuentras ahí en medio de cuatro paredes, sola, mirando el techo acostada en la cama, pensando en que hacer, cuestionando sobre qué hacer con tú vida, pensando en él, pensando en ella, pensando, pensando en nada.
Comentarios
Publicar un comentario