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Soy

Soy de las que le da miedo cruzar la calle si no es por una cebra. Soy de las que le gusta el café en las mañanas. Soy de las que se huele así misma. Soy de las que sueña. de las que habla. de las que piensa.

Fue el día.

Este fue el día en el que por primera vez la máquina para cargar la tarjeta del pasaje, me recibió un billete viejo y roto como los que me toca recibir a diario; fue el día en el que mientras llovía, vi pasar frente a mi ventana del bus, una mujer entre los 25 y 30 años lentamente mientras se mojaba, con la tristeza en su rostro y una planta entre sus manos; fue el día en el que recibí la llamada que esperaba y en el que recordé quién soy.

Viejos truenos.

Recuerdo que cuando pequeña, al escuchar los truenos imaginaba que en el cielo movían sillas que sonaba contra el suelo y eso era el sonido.

Maldito seas.

Maldito seas que me consumes en la oscura noche y en silencio Maldito que apareces sin ser llamado entre parpadeos y cansancio Tu maldito incondicional que siempre esta donde tiene que estar... Tu maldito insomnio que no me deja descansar.

Por los días.

Ver por la ventana del auto bus pasar un Renauld 9 conducido por un señor mayor de 40 años con sonrisa de Gioconda acompañado con su French Poodle en la parte trasera de su carro ladrando de lado a lado de manera frenética por las ventanas.

Como la nube, llo-veré

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Y en las nubes ya se puede navegar, llo-veré el cielo como el mar para nadar entre las nueves y a volar entre las olas del mar.

En está noche, luna me enamoras.

Tenerte, tenerte lejos.

Tener un trozo de cielo para decorar mi techo, tener el azul de los días y la oscura, fría y silenciosa noche, extraer el sonido del agua acariciando la arena del mar para tener tranquilidad y sentir tu olor, esa mezcla de cigarrillo y cerveza sin falta, todas las mañanas al despertar.

A la mierda.

Y el corazón bombea tan fuerte que quiere vomitar.